Que se quemen las Olimpiadas, no Los Ángeles

Los Juegos Olímpicos son una mala idea para Los Ángeles

Desde 2017, cuando Los Ángeles ganó la candidatura para organizar los Juegos Olímpicos de 2028, hemos pedido que no se realicen. Nuestra postura sigue siendo la misma, pero más urgente que nunca. No debería haber Juegos Olímpicos celebrados en 2028.

Hay problemas más urgentes que los Juegos Olímpicos

Los angelinos no podemos gastar dinero público, energia, ni recursos en un espectáculo mundial hecho para la televisión, especialmente mientras enfrentamos los daños de los incendios recientes.

Lo que realmente necesita nuestra ciudad

En este momento, la ciudad debería enfocarse en detener a los capitalistas del desastre—corporaciones y grandes empresas que explotan crisis y catástrofes, como los incendios recientes, para obtener beneficios económicos a costa de los angelinos más vulnerables. En lugar de preparar la ciudad para los Juegos, necesitamos cosas urgentes como:

  • Congelar los alquileres (renta) para que no sigan subiendo los precios y las personas puedan quedarse en sus hogares.
  • Una moratoria de desalojos para que más personas no pierdan sus hogares.
  • Garantizar que los inquilinos desplazados puedan regresar a sus viviendas.
  • Construir o reparar viviendas y someterlas a control de renta para quienes han perdido sus hogares.

Los Juegos no son tan “privados” como dicen

Aunque dicen que los Juegos se pagan con fondos privados (de empresas), en realidad se usa una gran cantidad de recursos públicos para las Olimpiadas: el trabajo de empleados del gobierno, dinero federal para autobuses temporales y la seguridad del evento. Todos esos recursos deberían destinarse a ayudar a las personas afectadas y a construir una ciudad con infraestructuras resilientes frente a desastres naturales, preparada para el futuro.

Los angelinos pagarán los sobrecostos

La ciudad ha firmado un “cheque en blanco” para los Juegos Olímpicos. Esto significa que si los costos se exceden (como suele pasar), los angelinos terminarán pagando la diferencia. Antes de los incendios, ya era un riesgo; ahora es una irresponsabilidad. Si nuestros funcionarios tuvieran valor, cancelarían los Juegos ahora mismo para que pudiéramos centrarnos en la recuperación real.

Servicios importantes como el de bomberos han sido olvidados

Si tratáramos nuestra temporada anual de incendios con la misma seriedad que tratamos los grandes eventos deportivos, tal vez la magnitud de esta tragedia no sería tan grave. Servicios esenciales de la ciudad, como el departamento de bomberos, han recibido menos fondos, mientras que el presupuesto del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) sigue creciendo, consumiendo cada vez más recursos cada año.

Un ejemplo claro: Tokio 2020 y Fukushima

Es probable que se repita la estrategia de Tokio 2020/Fukushima, donde los líderes que no se prepararon para el desastre promueven una narrativa de “recuperación” junto con los Juegos Olímpicos, todo a costa de los residentes y de la infraestructura que queda sin prioridad. 

El plan de Newsom no ayudará a las personas

El plan absurdamente llamado LA 2.0 de Newsom no puede ayudar realmente a los angelinos. En este momento, solo significa: 

  • “Organizar la filantropía,” 
  • Pedir al gobierno federal dinero tanto para los esfuerzos de recuperación como para las Olimpiadas (spoiler: solo una de estas cosas es importante)
  • “Agradecer” a Trump por habernos dado los Juegos. 

No necesitamos un cambio de imagen ni una remodelación de la ciudad. Necesitamos ayuda directa para la histórica comunidad negra de Altadena, que fue abandonada y quedó sin protección.

Los desarrolladores quieren aprovechar la tragedia

Las autoridades de Los Ángeles están sugiriendo eliminar regulaciones de construcción para acelerar el desarrollo. Lo mismo quieren hacer en las zonas para fanáticos olímpicos, estacionamientos y sedes. Cuando ocurren desastres y se implementa el “capitalismo de celebración”—un modelo económico que utiliza eventos festivos para promover colaboraciones entre el gobierno y empresas privadas—, el gobierno implementa un estado de excepción que solo beneficia a las grandes corporaciones y desarrolladores de vivienda, en detrimento de los residentes locales.

Los incendios son predecibles, pero no se hace lo suficiente

Los incendios forestales en Los Ángeles no se pueden prevenir ni predecir. Sin embargo, todos sabemos que son una amenaza constante que podemos y debemos mitigar. La ciudad no asigna suficientes fondos para el cuidado preventivo de las áreas propensas a incendios. El fuego es parte natural de nuestro ecosistema, pero para las autoridades es más importante proteger las mansiones de los famosos y las élites de cualquier amenaza de personas pobres, que proteger a la ciudad de prácticas de construcción y desarrollo que aumentan el riesgo de incendios.

Los Juegos Olímpicos empeoran los problemas existentes

De la misma forma en que el cambio climático no causa incendios pero los empeora, las Olimpiadas están agravando los problemas que los líderes de Los Ángeles no han resuelto.

Cada año, los angelinos gastamos un porcentaje mayor de nuestros ingresos en alquiler (renta). Las viviendas son menos accesibles, y las personas sin hogar sufren violencia de la policía encargada de sacarlos de la vista pública.

Nuestros funcionarios y empresarios intentan convertir Los Ángeles en la capital mundial del deporte, pero no financian adecuadamente el cuerpo de bomberos ni construyen viviendas públicas. En lugar de ello, permiten que los propietarios y promotores establezcan la política y las prioridades de la ciudad. Y los angelinos pagan el precio.

Luchamos por nuestro derecho a la ciudad

Seguiremos trabajando con las comunidades para reclamar nuestro derecho a vivir en una ciudad justa, como hacemos en todo momento -no sólo en situaciones de extrema angustia-, a diferencia del Comité Organizador Olímpico de Los Ángeles y sus patrocinadores.

Conclusión: 

Los Juegos Olímpicos no son solo una distracción, son destrucción. Es hora de cancelar las Olimpiadas de Los Ángeles.